Ernest Rutherford, Nacido en Bridgewater, Nueva Zelanda el 30 de agosto de 1871. Su madre, una maestra de escuela que había emigrado de Inglaterra, le dio una severa educación. Su padre, un escocés que se ganaba la vida cortando traviesas de ferrocarril, construyendo puentes y regentando un molino de lino y una pequeña granja, le legó una habilidad técnica que más tarde le sería de mucha utilidad: en el laboratorio, donde los fondos eran limitados y se requería ingeniosidad, Cursó sus primeros estudios superiores en el Canterbury College de
En 1895, Rutherford viajó a Inglaterra para estudiar en Cambridge. Allá trabajó bajo la dirección de Joseph John Thomson, conocido como «J.J.», jefe del Laboratorio Cavendish. Siguiendo las indicaciones de este último, centró sus esfuerzos al estudio de los rayos X, que habían sido recientemente descubiertos. En este período desarrolla un detector de ondas electromagnéticas y en 1898 descubre las partículas alfa y beta en la radiación del uranio.
Durante esa etapa de Rutherford en Cavendish, Thomson descubririó el electrón y, en consecuencia, procedió a establecer un modelo del átomo que se parecía a un budín de ciruelas: una esfera difusa, cargada positivamente, tachonada con sólidos electrones cargados negativamente. El modelo de Thomson se mantendría durante casi una década: Rutherford sería el agente destinado a eliminarlo.
En 1898 le ofrecen un puesto de profesor en
Dos años después de llegar a Manchester, Rutherford, en colaboración con Geiger y Mardsen, efectuaría su más extraordinario descubrimiento. En sus experimentos con las partículas alfa observó que al bombardear con éstas delgadas láminas de pan de oro una de cada 8.000 partículas era desviada más de 90 grados respecto de su dirección inicial de movimiento cuando pasaban por las láminas. Se trataba de un resultado incompatible con el modelo atómico imperante en la época (debido a J. J. Thomson). Por ello, sugirió a Marsden estudiara este anómalo comportamiento de dispersión. Marsden descubrió que alguna ocasional partícula alfa rebotaba contra la lámina en vez de penetrar en ella. «Era –dijo Rutherford más tarde– casi tan increíble como si dispararas un proyectil de cuarenta centímetros contra una hoja de papel y rebotara de vuelta hacia ti».
Publicado por: Juan M. González L.
Fuentes consultadas:
(http://www.astrocosmo.cl/biografi/b-e_rutherford.htm)
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